Es un familiar del repollo, es riquísmo, y podemos incorporarlo a nuestra propio núcleo familiar pues será un gran aliado para nuestra salud. Son esas florcitas de color verde, que al cocinarlas sueltan un olor fuerte, que puede resultar desagradable, pero su alto contenido vitamínico y proteico, lo hacen insustituible en las dietas vegetarianas...
Previene el cáncer de estómago, la osteoporosis, los problemas protásticos por el zinc que contiene, aporta ácido fólico por lo que es muy bueno en el embarazo, y es un gran aliado para combatir la anemia por su contenido en hierro. Es dermatológicamente excelente por sus propiedades antioxidantes y aporta proteínas. No engorga ya que no aporta muchas calorías, solo 39. Provee gran cantidad de vitamina C, gran aliada para evitar las gripes y resfríos. Además es muy buena fuente de vitamina B.
Para que no pierda los nutrientes, conviene cocinarlo al vapor, o hervirlo no más de siete minutos.
Fuente: Vegetomania
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