Al Incrementar la ciencia durante todos entros pasados años, an comenzado a ver preguntas sobre el uso de esta ciencia, y por esto nuestra Iglesia realizo este comunicado atraz en el año 2000 y esto es lo que declaro:
La tecnología aplicada a la medicina ha desarrollado varias alternativas destinadas a asistir a la fertilización humana. Procedimientos como fecundación, fertilización in vitro, alquiler de vientre, transferencia embrionaria y clones1, proveen cada vez más opciones para ayudar a la fertilización humana. Para los cristianos que buscan saber la voluntad de Dios acerca de este asunto, estas intervenciones suscitan serios cuestionamientos éticos...
La esperanza de tener hijos generalmente es muy intensa. Cuando se frustra por problemas de esterilidad, las desilusiones que provoca la falta de hijos tiene: un peso muy grande sobre muchos matrimonios. Dicho impedimento exige comprensión y compasión. Al sufrir tristezas a causa de la esterilidad, nadie debería sorprenderse de que muchos recurran a las nuevas tecnologías que ayudan a la fertilización con el fin de restaurar sus ilusiones. Sin embargo, junto con el poder que estas tecnologías ponen al alcance del ser humano, está implícita la responsabilidad de decidir si ellas deben o no ser utilizadas.
Fundamentada en la convicción de que Dios se interesa en todas las dimensiones de la vida, la Iglesia Adventista del Séptimo Día está comprometida en descubrir y adoptar los principios del Creador concernientes a la fertilización humana. La capacidad de procrear es una dádiva de Dios, y debe ser usada para su gloria y como una bendición para la raza humana.
Como resultado de un cuidadoso estudio de la Biblia y del ministerio del Espíritu Santo, la comunidad de fe puede identificar los principios fundamentales que orientan la toma de decisiones con respecto a la fertilización asistida. Entre los más importantes están los siguientes:
1) La reproducción humana es parte del plan de Dios (Gén. 1:28), y los hijos son una bendición del Señor (Sal. 127:3; 111:9). Cuando son practicadas en armonía con los principios bíblicos, las tecnologías médicas que ayudan a las parejas estériles pueden aceptarse con tranquilidad de conciencia.
2) La falta de hijos no debería implicar un estigma social o moral, y, además, nadie debería ser presionado a tener hijos con o sin asistencia profesional calificada (1 Cor. 7:4, 7; Rom.14:4; Mat. 19:10-12; 24:19; 1 Tim. 5:8). La decisión acerca de utilizar o no tecnologías aplicadas a la fertilización es un asunto muy íntimo, que debe ser decidido entre el marido y la esposa sin ninguna coerción.
Hay muchos motivos aceptables, incluyendo la salud y los requerimientos especiales de algunas formas de servicio cristiano (1 Cor. 7:32, 33), que pueden llevar a las personas a privarse o a limitar voluntariamente la procreación.
3) Como resultado de la participación activa del padre y de la madre, el ideal de Dios es que sus criaturas disfruten los beneficios de una familia estable (Prov. 22:6; Sal. 128:1-3; Efe. 6:4; Deut. 6:4-7; 1 Tiro. 5:8). Por esta causa, los cristianos pueden buscar asistencia médica para la fertilización sólo dentro de los límites de la fidelidad y de la continuidad del matrimonio. El recurso de un tercer participante, como las donaciones de esperma, de óvulo, o la del "alquiler de útero", implica varios problemas médicos y éticos que es mejor descartar. Además, el principio de la identidad familiar y genética son fundamentales para el bienestar individual. Es por esto que cualquier decisión concerniente a la fertilización asistida debe considerar el impacto que sufrirá la herencia y el concepto bíblico de familia.
4) La vida humana debe ser tratada con respeto en todas las fases de su desarrollo (Jer. 1:5, Sal. 139:13-16). La fertilización asistida exige sensibilidad acerca del valor de la vida humana. Procedimientos como la fertilización in vitro requiere decisiones previas acerca del número de óvulos que serán fertilizados, y sobre otros aspectos morales referentes a la eliminación de cualquiera de los preembriones que quede como remanente.
5) Las decisiones concernientes a la procreación deben estar fundamentadas en informaciones completas y precisas (Prov. 12:22; Efe. 4:15, 25). Los matrimonios que están considerando la fertilización asistida deben buscar tales informaciones. A su vez, los profesionales de la salud deben orientar bien acerca de la naturaleza de los procedimientos, los riesgos físicos y emocionales, los costos, los éxitos documentados y la probabilidad de restricciones.
6) Los principios de la mayordomía cristiana son relevantes en las decisiones concernientes a la fertilización asistida (Luc. 14:28; Prov. 3:9). Considerando que las tecnologías mencionadas son demasiado caras, las parejas que buscan ayuda con fines de lograr la fertilización, responsablemente deben considerar los gastos que ello implica.
Al buscar la aplicación de estos principios, los cristianos pueden confiar que el Espíritu Santo los conducirá en sus decisiones (Juan 16:13). Además, la comunidad de fe debería ver el modo de comprender las aspiraciones de las parejas sin hijos y los problemas que ellos enfrentan (Efe. 4:11-16). Entre las alternativas para matrimonios estériles se encuentra la adopción. Las parejas, al hacer una decisión cuidadosa, deben poder confiar en la comprensión compasiva de la familia espiritual.
Fuente: http://www.abo.org.ar/
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