La parte emocional debe estar equilibrada en los niños para que tengan deseos de hacer sus tareas. La base es trabajar en equipo. Las tareas escolares no solo son del niño. Debe haber apoyo de maestros y padres. Existe un mejor desempeño de los hijos cuando la parte emocional está equilibrada. Es necesario que se sienta cómodo y valorizado. La independencia y la estabilidad son vitales...Continua para Seguir Leyendo...
Ahora, los tiempos han cambiado, ya no es habitual que el niño llore en el primer día de clases. Los papeles cambiaron, quien se desata en llanto es la madre. Esto es incorrecto pues genera estrés y preocupación en los estudiantes . Al contrario, la madre debe dar seguridad y certezas. Por ejemplo, en el tema de los horarios debe indicarle que siempre va a estar presente en la casa a la hora que regrese. Si tiene que ir al trabajo tiene que explicarle la hora a la que regresará. De esta manera, se frena la ansiedad y el niño toma confianza. El tema básico es la nutrición emocional.
Después, se deben establecer expectativas reales sobre los hijos. Los padres no deben sobredimensionar el desempeño de su hijo cuando ingresa a la vida escolar. Antes que nada deben observar cuál es el ritmo en el que funcionan. Lo principal es no compararlos con otros niños o con sus hermanos. Frases como “tu hermano hacía solito los deberes ” “El hijo de mi amiga es muy bueno” “no sé porque no saliste como tu hermano”, los descalifica y hace que ellos creen una imagen negativa de sí mismos que es difícil desechar luego. Esto también deben entender los maestros.
Luego de todas estas reflexiones viene el tema logístico. Fije un horario y un espacio determinado para las tareas. Así se crea un hábito en el estudiante, que le ayuda a organizarse mejor. Si es posible, trate de hacer alguna actividad física antes.
El psicólogo familiar, David Monar, cuenta que a veces es necesario entrenar con anticipación a los niños antes de que ingresen a su vida escolar. La mejor manera es darles tareas en el hogar como recoger sus zapatos o sus juguetes. Así se sienten útiles y validados en lo que hacen.
Los padres deben transmitir la idea de que la escuela no es un fin sino una actividad más, con la que tiene que sentirse a gusto. Por eso, los adultos deben entender que lo importante en las tareas no es la nota sino el esfuerzo que hace el chico. Jamás hay que transmitir la idea de que una mala nota significa que es un mal hijo. Lo peor es calificar al pequeño con palabras como inútil, vago. Nunca ponga etiquetas a sus hijos en función de la nota. Lo fundamental en todo esto es que los padres y los hijos lleguen a acuerdos sobre las tareas. Premios y castigos pueden servir, pero nunca nada relacionado con la violencia. Siempre debe cumplirse lo que se acuerda para crear precedentes.
Fuente: http://www.revistafamilia.ec/
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