1. Reconozca que fumar es un pecado contra su cuerpo y contra Dios (Rom. 12:1; 1 Cor. 6:20).
2. Reconozca su debilidad e incapacidad para dejar el tabaco por sus propias fuerzas... Admita que es débil. Reconozca que no puede triunfar por sí solo (Juan 15:5).
3. Por la fe crea que aunque usted es débil, Dios es fuerte. Aunque usted no pueda hacerlo, Él es todopoderoso. Cuando escogemos rendir nuestra voluntad débil y vacilante a la suya todopoderosa, todo el poder del universo está a nuestra disposición (Fil. 4:13; 1 Juan 5:14-15)...Continua...
4. Ríndase usted y todo su tabaco a Dios (Jos. 24:15; 2 Cor. 6:2).
5. Crea que la victoria es suya ahora y agradézcale a Dios ahora mismo por darle la victoria sobre el hábito de fumar (1 Cor. 15:57; Mat. 7:7; 1 Juan 5:4).
Puede ser que usted tenga el deseo de fumar como resultado del efecto fisiológico de la nicotina depositada en sus células. Pero no necesita fumar. Fumar es una decisión. Hay una diferencia entre el deseo y la victoria. La victoria es suya por la fe en Jesús.
6. Destruya todo su tabaco. Échelo a la basura. No se quede con nada. Sométase a Dios y resista al diablo (Sant. 4:7-8).
7. Crea que la victoria es suya ahora. Para mantener la victoria, déle gracias a Dios por ella. Alábelo porque lo ha librado, y siga los hábitos físicos que se encuentran a continuación para eliminar la nicotina de su cuerpo.
a. Cuando siente el deseo de fumar, respire lenta y profundamente hasta que éste pase.
b. Beba 10 a 15 vasos de agua al día durante los siguientes 5 días.
c. Relájese en una bañera tibia antes de acostarse.
d. Planee dormir un mínimo de 8 horas.
e. Evite todo café y bebidas alcohólicas.
f. Dé dos caminatas de media hora cada día.
Fuente: Estudiando Juntos (Manual de Referencia)
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