Todos los jueves por la mañana, José A. Barrientos, hijo, sale de su hogar poco después de las 5 a.m. y se dirige al Washington Dulles International Airport para ministrar a su multitud de personas por varias horas.
En vez de miembros de iglesia en bancas, sus feligreses son personas que se apresuran a sus trabajos, y empleados en uno de los aeropuertos internacionales más grandes de la nación.
Barrientos es un ministro adventista del séptimo día y uno de los 18 capellanes asistentes en el ocupado centro. Él no es sólo el más joven, sino también, el único capellán hispano allí, lo cual lo convierte en un samaritano al ofrecer ayuda a pasajeros de habla hispana, portuguesa e italiana, así como al personal de mantenimiento, cuya mayoría es hispana.
Él y otros capellanes ofrecen ayuda al ir de aquí para allá y de allá para acá por el terminal buscando personas para ayudar con orientaciones, calmando a pasajeros en el área de reclamo de equipaje que no han recibido sus maletas, o leyendo los rostros para encontrar a aquellos que pueden necesitar solaz. Barrientos también toma turno una vez al mes dirigiendo el servicio protestante del miércoles por la noche que se tiene en la capilla común de confesiones en el terminal internacional.
Su trabajo regular es pastor juvenil del ministerio de los niños en la Iglesia Adventista de Community Praise Center (centro de alabanza comunitario) en la cercana ciudad de Alexandria, pero se ofrece como voluntario varias horas a la semana fuera de la iglesia en Dulles.
Los líderes denominacionales abrigan la esperanza que más ministros adventistas sirviendo como capellanes comunitarios en aeropuertos es una idea que tomará vuelo.
“Favorecemos de que más pastores extiendan sus ministerios a la comunidad”, dijo Gary Councell, director de Ministerios Adventistas de Capellanía, la agencia de endoso eclesiástico denominacional. “Solamente ejercemos influencia cuando nos mezclamos con la gente y empleamos tiempo con ellos por sus intereses en preferencia a nuestras necesidades”.
Los pastores adventistas que llegan a ser endosados por ACM sirven en lugares tales como corporaciones, los departamentos de bomberos y de la policía, ayudando eventos y compañías de cruceros.
En los aeropuertos, muchas personas se dirigirán a un capellán sólo para compartir su buen humor por unos minutos, mientras otros están desesperados por ayuda espiritual, tal como una mujer que lloriqueaba durante un servicio en la capilla después de descubrir que su compañero sentimental le era infiel. Otros buscan otras cosas.
“¿Necesitas ayuda para encontrar la puerta a tu avión?” Barrientos le preguntó a un hombre que iba hacia un corredor sin salida cargando una abultada maleta de espalda, un maletín de computador y almohadas de cuello.
Barrientos es clérigo, pero también sirve como guía, crítico de restaurante, y un representante de relaciones públicas del mejor rango. Pondera la arquitectura de los nuevos terminales y vocifera de las renovaciones venideras. El aeropuerto de Dulles, en la actualidad está llevando a cabo la construcción del proyecto más grande de la transportación pública nacional.
“Le encantará. Cuando esté terminado, usted dirá, ‘Quiero viajar más’” le dice a los viajeros.
Abierto en 1962, Dulles se encuentra a 41.84 kilómetros del centro de Washington, D.C. y emplea a casi 30,000 personas. Por él pasaron el año pasado cerca de 24 millones de pasajeros, según su página de la Internet.
“Es un enormísimo lugar”, dijo Barrientos una reciente mañana mientras caminaba al terminal en el frío poco antes de la aurora. “¿Estás listo para caminar mucho?”
Su supervisor, Ralph Benson, lleva con él un marcador de distancia y estima que él camina entre cinco y nueve millas diarias en el trabajo. Un bautista estadunidense, con frecuencia se encuentra con Barrientos en el trabajo y le pide ayuda para trabajar con personas que hablan sólo español.
“Él es maravilloso, todos lo quieren”, dice Benson, que se desempeña como director de ministerio para Metro Washington Airports Interfaith Chapels Inc. (capillas ínter confesionales del metro de los aeropuertos de Washington, Inc.). La organización sin fines de lucro provee ministerio para The Metropolitan Washington Airports Authority (autoridad metropolitana de aeropuertos de Washington), la cual es dueña de los aeropuertos Dulles y Reagan National.
Barrientos es de cabellos oscuros de punta y viste un traje gris marengo con una corbata verde. Es incumbencia de cada capellán cómo ella o él desean vestirse, dice él, pero el elige vestirse formalmente -necesita toda la credibilidad que es posible conseguir. Tiene 28 años y posee un rostro alegre y juvenil y un cuerpo delgado. La mayoría de los hispanos no esperan que un ministro sea joven.
“Pero tú no eres viejo”, le dijo en español un inquisitivo pasajero en los trenes subterráneos entre terminales. Los pasajeros, a menudo, se sorprenden que exista el trabajo que él hace.
“No sabía que los aeropuertos tenían capellanes”, dijo Betsy Buckner, que había volado con su esposo toda la noche después de visitar amigos en Argentina. Estaban buscando la sala de ejecutivos de Air France durante su parada de cinco horas antes de su vuelo a San Diego, California donde viven.
“Los pasajeros, usualmente son de dos extremos: realmente muy felices o realmente tristes”, dijo Barrientos. Muchos de los pasajeros que él encuentra van a visitar sus familiares, mientras otros los han perdido.
El ministerio en los aeropuertos es rápido – un capellán debe conocer a quien sea que encuentre rápidamente, y con la misma rapidez, dejarlos ir.
“Para mí es fácil. Me gusta hacer amigos”, dijo él después de charlar con un guardia de la seguridad. “Mi novia les dirá que hablo demasiado”.
Cuando no está hablando con empleados o guiando pasajeros, Barrientos le informa a la gente sobre la capilla y sus servicios. De la literatura en los estantes, dice él, el libro adventista que tiene que reponer con más frecuencia es El Camino a Cristo, la versión en español de Steps to Christ, escrito por la cofundadora de la iglesia adventista, Elena G. de White. Cerca de 300 personas visitan la capilla a diario.
La primera capilla de aeropuerto fue establecida en 1951 en Boston Logan International Airport Era una capilla católica llamada “Our Lady of the Airways” (Nuestra Señora de las Vías Aéreas). En la actualidad, más de 140 aeropuertos a nivel mundial tienen capillas, según la Asociación Internacional de Capellanes de la Aviación Civil, una organización sin fines de lucro.
Muchos aeropuertos empezaron a ofrecer diversas capillas denominacionales, pero la tendencia en décadas recientes es ofrecer una capilla ínter confesional, como la de Dulles, que ofrece servicios para católicos, musulmanes y protestantes.
Barrientos dirige el servicio cristiano de oración de las 7 p.m., en el tercer miércoles de cada mes.
Fuente: noticias.adventistas.es
En vez de miembros de iglesia en bancas, sus feligreses son personas que se apresuran a sus trabajos, y empleados en uno de los aeropuertos internacionales más grandes de la nación.
Barrientos es un ministro adventista del séptimo día y uno de los 18 capellanes asistentes en el ocupado centro. Él no es sólo el más joven, sino también, el único capellán hispano allí, lo cual lo convierte en un samaritano al ofrecer ayuda a pasajeros de habla hispana, portuguesa e italiana, así como al personal de mantenimiento, cuya mayoría es hispana.
Él y otros capellanes ofrecen ayuda al ir de aquí para allá y de allá para acá por el terminal buscando personas para ayudar con orientaciones, calmando a pasajeros en el área de reclamo de equipaje que no han recibido sus maletas, o leyendo los rostros para encontrar a aquellos que pueden necesitar solaz. Barrientos también toma turno una vez al mes dirigiendo el servicio protestante del miércoles por la noche que se tiene en la capilla común de confesiones en el terminal internacional.
Su trabajo regular es pastor juvenil del ministerio de los niños en la Iglesia Adventista de Community Praise Center (centro de alabanza comunitario) en la cercana ciudad de Alexandria, pero se ofrece como voluntario varias horas a la semana fuera de la iglesia en Dulles.
Los líderes denominacionales abrigan la esperanza que más ministros adventistas sirviendo como capellanes comunitarios en aeropuertos es una idea que tomará vuelo.
“Favorecemos de que más pastores extiendan sus ministerios a la comunidad”, dijo Gary Councell, director de Ministerios Adventistas de Capellanía, la agencia de endoso eclesiástico denominacional. “Solamente ejercemos influencia cuando nos mezclamos con la gente y empleamos tiempo con ellos por sus intereses en preferencia a nuestras necesidades”.
Los pastores adventistas que llegan a ser endosados por ACM sirven en lugares tales como corporaciones, los departamentos de bomberos y de la policía, ayudando eventos y compañías de cruceros.
En los aeropuertos, muchas personas se dirigirán a un capellán sólo para compartir su buen humor por unos minutos, mientras otros están desesperados por ayuda espiritual, tal como una mujer que lloriqueaba durante un servicio en la capilla después de descubrir que su compañero sentimental le era infiel. Otros buscan otras cosas.
“¿Necesitas ayuda para encontrar la puerta a tu avión?” Barrientos le preguntó a un hombre que iba hacia un corredor sin salida cargando una abultada maleta de espalda, un maletín de computador y almohadas de cuello.
Barrientos es clérigo, pero también sirve como guía, crítico de restaurante, y un representante de relaciones públicas del mejor rango. Pondera la arquitectura de los nuevos terminales y vocifera de las renovaciones venideras. El aeropuerto de Dulles, en la actualidad está llevando a cabo la construcción del proyecto más grande de la transportación pública nacional.
“Le encantará. Cuando esté terminado, usted dirá, ‘Quiero viajar más’” le dice a los viajeros.
Abierto en 1962, Dulles se encuentra a 41.84 kilómetros del centro de Washington, D.C. y emplea a casi 30,000 personas. Por él pasaron el año pasado cerca de 24 millones de pasajeros, según su página de la Internet.
“Es un enormísimo lugar”, dijo Barrientos una reciente mañana mientras caminaba al terminal en el frío poco antes de la aurora. “¿Estás listo para caminar mucho?”
Su supervisor, Ralph Benson, lleva con él un marcador de distancia y estima que él camina entre cinco y nueve millas diarias en el trabajo. Un bautista estadunidense, con frecuencia se encuentra con Barrientos en el trabajo y le pide ayuda para trabajar con personas que hablan sólo español.
“Él es maravilloso, todos lo quieren”, dice Benson, que se desempeña como director de ministerio para Metro Washington Airports Interfaith Chapels Inc. (capillas ínter confesionales del metro de los aeropuertos de Washington, Inc.). La organización sin fines de lucro provee ministerio para The Metropolitan Washington Airports Authority (autoridad metropolitana de aeropuertos de Washington), la cual es dueña de los aeropuertos Dulles y Reagan National.
Barrientos es de cabellos oscuros de punta y viste un traje gris marengo con una corbata verde. Es incumbencia de cada capellán cómo ella o él desean vestirse, dice él, pero el elige vestirse formalmente -necesita toda la credibilidad que es posible conseguir. Tiene 28 años y posee un rostro alegre y juvenil y un cuerpo delgado. La mayoría de los hispanos no esperan que un ministro sea joven.
“Pero tú no eres viejo”, le dijo en español un inquisitivo pasajero en los trenes subterráneos entre terminales. Los pasajeros, a menudo, se sorprenden que exista el trabajo que él hace.
“No sabía que los aeropuertos tenían capellanes”, dijo Betsy Buckner, que había volado con su esposo toda la noche después de visitar amigos en Argentina. Estaban buscando la sala de ejecutivos de Air France durante su parada de cinco horas antes de su vuelo a San Diego, California donde viven.
“Los pasajeros, usualmente son de dos extremos: realmente muy felices o realmente tristes”, dijo Barrientos. Muchos de los pasajeros que él encuentra van a visitar sus familiares, mientras otros los han perdido.
El ministerio en los aeropuertos es rápido – un capellán debe conocer a quien sea que encuentre rápidamente, y con la misma rapidez, dejarlos ir.
“Para mí es fácil. Me gusta hacer amigos”, dijo él después de charlar con un guardia de la seguridad. “Mi novia les dirá que hablo demasiado”.
Cuando no está hablando con empleados o guiando pasajeros, Barrientos le informa a la gente sobre la capilla y sus servicios. De la literatura en los estantes, dice él, el libro adventista que tiene que reponer con más frecuencia es El Camino a Cristo, la versión en español de Steps to Christ, escrito por la cofundadora de la iglesia adventista, Elena G. de White. Cerca de 300 personas visitan la capilla a diario.
La primera capilla de aeropuerto fue establecida en 1951 en Boston Logan International Airport Era una capilla católica llamada “Our Lady of the Airways” (Nuestra Señora de las Vías Aéreas). En la actualidad, más de 140 aeropuertos a nivel mundial tienen capillas, según la Asociación Internacional de Capellanes de la Aviación Civil, una organización sin fines de lucro.
Muchos aeropuertos empezaron a ofrecer diversas capillas denominacionales, pero la tendencia en décadas recientes es ofrecer una capilla ínter confesional, como la de Dulles, que ofrece servicios para católicos, musulmanes y protestantes.
Barrientos dirige el servicio cristiano de oración de las 7 p.m., en el tercer miércoles de cada mes.
Fuente: noticias.adventistas.es
0 comentarios:
Publicar un comentario