E ste puede ser un tema difícil. Los creyentes queremos mostrar amistad, pero somos cautelosos de parecer que toleramos los aspectos no bíblicos de una ceremonia de boda en otra religión.
Como punto de partida en cualquier proceso de toma de decisiones, debemos orar por sabiduría (Santiago 1:5). ¿Qué dice Dios con respecto a si debes asistir o no a la ceremonia?
Sin embargo, en general, si se invita a un creyente a una ceremonia de matrimonio, él o ella debe sentirse libre de asistir. Dios instituyó el matrimonio y, ya sea que la pareja sea cristiana, hindú, sij, budista, atea o de alguna otra religión, el matrimonio es honorable a los ojos de Dios (Hebreos 13:4). Mientras el matrimonio sea entre un hombre y una mujer, será según lo dispuesto por Dios. Asistir a la ceremonia es cuestión de apoyar a los novios; no es necesariamente un sello de aprobación de otra fe.
En algunas culturas, elementos del paganismo son parte de la ceremonia nupcial. Una boda tradicional bengalí, por ejemplo, incluye oraciones y ofrendas a un ídolo. Si asistir a una boda requiere que el creyente realice un ritual pagano, entonces debe honrar a Dios antes que al hombre (Hechos 5:29). Sin embargo, en la mayoría de los casos, un cristiano puede simplemente asistir y no participar en los sacrificios a dioses falsos. También existe la posibilidad de que otros interpreten la presencia de un cristiano allí como una “aprobación” de lo que está sucediendo. Nuevamente, esta es una situación que exige oración y discernimiento piadoso.
La oración de Jesús en Juan 17:15-18 contiene un principio que puede ayudar: “Mi oración no es que los saques del mundo sino que los protejas del maligno. Ellos no son del mundo, como yo tampoco soy de él. Santifícalos en la verdad; tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, yo los he enviado al mundo”. Los cristianos estamos en el mundo, enviados por el mismo Jesús, pero nosotros no somos del mundo. Somos una infusión de luz en un lugar oscuro (Mateo 5:16). El objetivo no es separarse totalmente de las personas y los acontecimientos de una cultura, sino preservarse del mal.
Las amistades que hacemos con aquellos de otra religión pueden plantar semillas que alguien más puede regar, y Dios puede luego traer el fruto (1 Corintios 3:6). Que me pidan participar en una boda es un honor y un privilegio. Debemos usar todo lo que se nos presente para darle gloria al Señor.
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Fuente: Got Questions
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