L a pascua fue una fiesta instituida en ocasión del éxodo para conmemorar la noche en que fueron muertos todos los primogénitos de los egipcios y los israelitas salieron de Egipto. Inmediatamente antes de su salida de Egipto, Dios instruyó a Moisés que "este mes" (Abib, más tarde llamado Nisán) debía de ser el 1er, mes del año; que el 10º día del mes cada familia o grupo mayor tenía que separar un cordero, matarlo el 14 al atardecer y comerlo a la noche. Se dieron las instrucciones detalladas (Ex. 12:1-28) para esta comida ceremonial que debía ser una fiesta anual. El cordero tenía que ser degollado por cada familia, presumiblemente en su casa, y la sangre se debía asperjar en el dintel y parantes de la puerta como señal de que ese hogar estaba protegido cuando el ángel de la muerte pasara por Egipto para destruir a todos los primogénitos de los hogares egipcios.
El cordero tenía que ser asado entero, comido esa misma noche con hierbas amargas y pan sin leudar y apresuramiento, todos de pie, vestidos como para viajar, con sus bastones en la mano. Esa misma noche, la plaga de muerte a medianoche indujo a Faraón a "echar" a los israelitas con urgencia antes de la mañana del 15 (Ex. 12:12, 29-33; Nm. 33:3; Dt. 16:1).
La reglamentación de la Pascua y los siguientes 7 días de la fiesta de los Panes sin Levadura fue repetida en la ley levítica de las fiestas en el Sinaí (Lv. 23:5-8). Se hizo provisión para tener una 2ª Pascua en el mes 2º, para los que por viajes o por contaminación ritual no habían podido participar de ella en el momento apropiado (Nm. 9:10-13). Más tarde, la Pascua sólo se celebró en el santuario central, y eventualmente en Jerusalén (Dt. 16:2, 5, 6). Aunque sólo se requería que los varones adultos asistieran (Ex. 23:14-17), las familias podían ir si lo deseaban, como ocurrió con José y María y el niño Jesús (Lc. 2:41-43). En tiempos de Cristo, los corderos pascuales eran sacrificados por los sacerdotes en el templo la tarde del 14, y sus dueños los llevaban entonces a sus casas para asarlos. Por ese tiempo, el procedimiento estaba prescripto en detalle, incluyendo el rito preliminar de buscar por la casa cualquier resto de levadura, la clase y el orden de los platos que se servirían en esa cena, el número de tazas de vino, los himnos, la recitación de la historia del éxodo y las oraciones. Los participantes ya no se vestían como para salir de viaje y comían sentados o reclinados en lugar de mantenerse de pie; esas señales de premura no eran apropiadas puesto que no eran extranjeros y vagabundos, pues vivían en su propia tierra. Se registra que Jesús asistió a varias Pascuas (Jn. 2:13; etc.), la última de las cuales fue aquella en que instituyó la Cena del Señor (Mt. 26:18-30). La palabra "Pascua" se llegó a usar para referirse a todo el período, desde el 14 del mes hasta el 21, incluyendo la muerte del cordero, la cena pascual y toda la fiesta de los Panes sin Levadura que la seguía; inversamente, la expresión "panes sin levadura" se usaba para todo el período, incluyendo el día 14 (Lc. 22:1, 7).
Además de ser un recordativo del éxodo, la fiesta de la Pascua, centrada alrededor del cordero, apuntaba hacia Cristo, "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn. 1:29). Además, las instrucciones dadas a Moisés de que no se debía quebrar ningún hueso del cordero pascual (Ex. 12:46; Nm. 9:12) era una predicción de que a Jesús no se le quebrantaría ninguno (cf Jn. 19:36; Sal. 34:20). Pablo declara directamente que Cristo es "nuestra pascua... sacrificada por nosotros" (1 Co. 5:7).
Fuente: Contestandotupregunta.org
El cordero tenía que ser asado entero, comido esa misma noche con hierbas amargas y pan sin leudar y apresuramiento, todos de pie, vestidos como para viajar, con sus bastones en la mano. Esa misma noche, la plaga de muerte a medianoche indujo a Faraón a "echar" a los israelitas con urgencia antes de la mañana del 15 (Ex. 12:12, 29-33; Nm. 33:3; Dt. 16:1).
La reglamentación de la Pascua y los siguientes 7 días de la fiesta de los Panes sin Levadura fue repetida en la ley levítica de las fiestas en el Sinaí (Lv. 23:5-8). Se hizo provisión para tener una 2ª Pascua en el mes 2º, para los que por viajes o por contaminación ritual no habían podido participar de ella en el momento apropiado (Nm. 9:10-13). Más tarde, la Pascua sólo se celebró en el santuario central, y eventualmente en Jerusalén (Dt. 16:2, 5, 6). Aunque sólo se requería que los varones adultos asistieran (Ex. 23:14-17), las familias podían ir si lo deseaban, como ocurrió con José y María y el niño Jesús (Lc. 2:41-43). En tiempos de Cristo, los corderos pascuales eran sacrificados por los sacerdotes en el templo la tarde del 14, y sus dueños los llevaban entonces a sus casas para asarlos. Por ese tiempo, el procedimiento estaba prescripto en detalle, incluyendo el rito preliminar de buscar por la casa cualquier resto de levadura, la clase y el orden de los platos que se servirían en esa cena, el número de tazas de vino, los himnos, la recitación de la historia del éxodo y las oraciones. Los participantes ya no se vestían como para salir de viaje y comían sentados o reclinados en lugar de mantenerse de pie; esas señales de premura no eran apropiadas puesto que no eran extranjeros y vagabundos, pues vivían en su propia tierra. Se registra que Jesús asistió a varias Pascuas (Jn. 2:13; etc.), la última de las cuales fue aquella en que instituyó la Cena del Señor (Mt. 26:18-30). La palabra "Pascua" se llegó a usar para referirse a todo el período, desde el 14 del mes hasta el 21, incluyendo la muerte del cordero, la cena pascual y toda la fiesta de los Panes sin Levadura que la seguía; inversamente, la expresión "panes sin levadura" se usaba para todo el período, incluyendo el día 14 (Lc. 22:1, 7).
Además de ser un recordativo del éxodo, la fiesta de la Pascua, centrada alrededor del cordero, apuntaba hacia Cristo, "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (Jn. 1:29). Además, las instrucciones dadas a Moisés de que no se debía quebrar ningún hueso del cordero pascual (Ex. 12:46; Nm. 9:12) era una predicción de que a Jesús no se le quebrantaría ninguno (cf Jn. 19:36; Sal. 34:20). Pablo declara directamente que Cristo es "nuestra pascua... sacrificada por nosotros" (1 Co. 5:7).
Fuente: Contestandotupregunta.org
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