Por: Alina Baltazar
S e sabe que el alcohol es un factor de riesgo para la muerte temprana y la discapacidad. Se lo ha vinculado con unas 60 enfermedades. Aunque algunos estudios han indicado que ciertos tipos de alcohol, con moderación, podrían ayudar a prevenir enfermedades del corazón, otras investigaciones han cuestionado esos resultados.
Hay informes anecdóticos de personas centenarias que supuestamente “demuestran que el alcohol ayuda a vivir más”, pero un estudio innovador que integra datos globales de múltiples fuentes, utilizando una metodología sólida, recientemente publicó conclusiones revolucionarias y definitivas para la salud mundial. Este nuevo estudio, publicado en The Lancet, la revista de mayor autoridad y prestigio del mundo de la medicina, examinó el uso del alcohol y su efecto en la salud en 195 países durante un período de 25 años. Este estudio meta-analítico cubrió un total de 28 millones de individuos.
RESULTADOS DEL ESTUDIO
El principal hallazgo del estudio es que el consumo de alcohol es, a nivel mundial, el séptimo factor principal de riesgo de muerte y/o discapacidad, siendo el número uno de muerte prematura para las personas de entre 15 y 49 años. Estas no son solamente personas mayores que ya están en riesgo, sino que incluye al estudiante universitario típico. A medida que aumenta la cantidad de alcohol consumido, aumenta también el riesgo de mortalidad.
El alcohol tiene efectos variados en diversas partes del cuerpo. Cuando se consume regularmente, genera efectos adversos sobre los órganos y tejidos. La intoxicación aguda puede provocar lesiones, lo que explica el riesgo de su consumo excesivo, que conduce a la dependencia causando frecuentemente deterioro social y enfermedades mentales. Cuando los investigadores observaron la cantidad de alcohol que podría considerarse segura, encontraron que el nivel más seguro de consumo era cero. ¡Cero! Incluso medio vaso de una bebida alcohólica al día estuvo relacionada con una vida más corta.
Los resultados también mostraron que el 32,5 por ciento de la población mundial bebe bebidas alcohólicas (el 25 por ciento de las mujeres y 39 por ciento de los varones). Hubo una gran variación según la región (1,5 por ciento en Nepal comparado con el 87 por ciento en Suecia). El consumo de alcohol resultó ser mayor en los países con niveles más altos de ingresos. Estas regiones también consumen más alcohol por persona, en promedio. Los hombres consumen más alcohol que las mujeres. El estudio observó que en 2016, 2,8 millones de las muertes se atribuyeron al consumo de alcohol, siendo mayor el porcentaje entre los hombres que entre las mujeres.
El estudio encontró un pequeño beneficio en el consumo de alcohol, que puede actuar como agente protector contra algunos tipos de cardiopatías.
Las mujeres de regiones de altos ingresos presentaban algunos efectos protectores contra enfermedades del corazón y la diabetes luego de los 60 años. Una gran proporción de las muertes causadas por las bebidas alcohólicas fueron representadas por una amplia variedad de cánceres. Por lo tanto, los beneficios que algunos puedan recibir a una edad avanzada no valen el riesgo de mayores tasas de cáncer.
Se descubrió en este estudio que el alcohol causa otros problemas cardíacos, como accidentes cerebrovasculares y aneurismas, como así también lesiones y enfermedades transmisibles relacionadas con conductas de alto riesgo, mientras se está bajo la influencia de esta droga. El estudio también sugiere que la abstención del alcohol es la recomendación más segura. Por lo tanto, el “nivel más seguro de alcohol es nada”.
¿POR QUÉ ESTOS RESULTADOS DEBIERAN IMPORTARLE A UN ESTUDIANTE?
Un estudiante en forma y en buen estado de salud puede no preocuparse por un futuro riesgo de cáncer, pero él o ella pueden también experimentar los efectos agudos negativos del consumo de alcohol. Los estudiantes universitarios tienen más probabilidades de consumir alcohol que sus pares no universitarios. Esto se debe a un tiempo menos estructurado, la ausencia por primera vez de los padres, el estrés académico, la amplia disponibilidad de bebidas alcohólicas y la presión de los amigos.
Se considera el beber en exceso como un rito de iniciación. Según una encuesta nacional de 2016 realizada en Estados Unidos, casi el 60 por ciento de los estudiantes universitarios de 18 a 22 años habían consumido alcohol en el último mes, y aproximadamente dos de cada tres se habían emborrachado en el mismo período de tiempo.
Los efectos negativos sobre los estudiantes universitarios de 18 a 24 años en los EE.UU. incluyen la muerte (1.519 en un año), agresiones (696.000 cada año) y agresión sexual (97.000 cada año).
Aproximadamente uno de cada cuatro estudiantes universitarios informan tener problemas académicos debido al consumo de alcohol. Dichos problemas incluyen ausencias, retrasos en los requisitos, resultados deficientes en exámenes y trabajos prácticos; todo lo cual lleva a un menor rendimiento académico y promedio de calificaciones. Otras consecuencias graves incluyen un mayor riesgo de intentos de suicidio, problemas de salud, lesiones, relaciones sexuales sin protección, vandalismo, daños a la propiedad y un mayor involucramiento con la policía. El 20 por ciento de los estudiantes universitarios en los Estados Unidos puede experimentar trastornos de salud por el uso excesivo de alcohol, que tiende a disminuir después de la universidad, aunque aquellos que tienen problemas con la bebida cuando son adultos, comenzaron a beber durante la adolescencia y adultez temprana.
ALCOHOL, CONDUCTA Y BIENESTAR
La idea de la abstención de las bebidas alcohólicas es radical desde un punto de vista social. En el estudio de The Lancet, la recomendación no viene de una organización religiosa conservadora. Cincuenta y tres investigadores realizaron este estudio como parte de una colaboración internacional. Los hallazgos del mismo pueden ser difíciles de creer o aceptar. El alcohol es parte del tejido social humano y de las celebraciones, pero el daño causado por su uso también se conoce desde hace milenios.
Aunque la Biblia no condena el uso del alcohol, condena repetidamente la embriaguez (Proverbios 20:1; 1 Timoteo 3:8; y 1 Corintios 5:11). Estar borracho era visto como insensato y conducente al pecado. El vino en tiempos bíblicos tenía un contenido menor de alcohol y a menudo se diluía con agua. La destilación del alcohol no comenzó hasta después de los tiempos bíblicos, y resultó en un mayor contenido de alcohol en las bebidas, dando aún más motivos de preocupación. El consumo de bebidas intoxicantes también se desalienta repetidamente en el Corán, y entre los fieles del Islam.
Algunas denominaciones cristianas enseñan la abstinencia del alcohol. La Iglesia Adventista del Séptimo Día enseña, como parte de sus creencias fundamentales, que “nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo [y, por lo tanto], debemos cuidarlos de manera inteligente [y abstenernos de] bebidas alcohólicas y otras sustancias nocivas.” Se espera que los creyentes adventistas honren a Dios con sus cuerpos y no le hagan daño. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días también prohíbe el consumo de alcohol. Como resultado de la posición que estas dos denominaciones han tomado acerca de la abstención del alcohol, sumado a otras elecciones positivas de estilo de vida alentadas por ellos, sus miem- bros viven entre 8 y 10 años más que la población general, según una investigación realizada recientemente.
Un estudio de investigación realizado entre estudiantes universitarios adventistas del séptimo día encontró que la creencia de que el cuerpo es el templo de Dios actuaba como factor protector contra el consumo de alcohol. La encuesta, realizada en un campus adventista, mostró que cuando los estudiantes estaban de acuerdo en que Dios quiere que se ocupen de sus cuerpos evitando el alcohol y las drogas, eran 60 por ciento menos propensos a consumir estos elementos prohibidos. En un estudio cualitativo de seguimiento mediante el uso de grupos focales, la creencia de que el cuerpo es el templo de Dios fue uno de los factores identificados en el papel que efectúa la religión en la disminución de consumo de bebidas alcohólicas entre los estudiantes universitarios adventistas.8
Los estudiantes pueden racionalizar, “bueno, ¡todos lo están haciendo!”. Esto simplemente no es cierto, ni en las universidades públicas ni en las adventistas. Sí, la mayoría de los estudiantes en instituciones públicas pueden estar consumiendo alcohol, pero no “todos”. En una institución adventista de educación superior en Estados Unidos, la mayoría nunca ha consumido alcohol en su vida y sólo el 10 por ciento informa hacerlo regularmente.
ENFRENTANDO LA VIDA SIN ALCOHOL
Como se mencionó anteriormente, el alcohol ha sido parte de la sociedad durante milenios. No sólo se utiliza para celebraciones y ceremonias, sino también como una manera de hacer frente a las tensiones de la vida.
Vivimos en un mundo de pecado, con una multitud de problemas para enfrentar. El alcohol es visto como una forma de escapar de los problemas, de relajarse al final del día y de salir de fiesta los fines de semana para liberar el estrés. Pero esos problemas siguen ahí después que uno vuelve a la sobriedad, y frecuentemente se agravan por el consumo de alcohol. Consumir bebidas alcohólicas en realidad no relaja el cuerpo de la forma en que lo asumen quienes beben. Si bien su consumo puede hacer que uno se sienta adormecido y relajado, en realidad interfiere con la calidad del sueño. Aquellos que dejaron de beber alcohol después de consumirlo regularmente para ayudarlos a dormir, descubrieron que en realidad podían dormir mejor una vez que lo dejaron.10 Tal vez ayude a las personas a sentirse menos nerviosas en situaciones sociales, pero también reduce las inhibiciones que pueden llevarlas a hacer cosas de las que se arrepienten después.
Esas fiestas impregnadas de alcohol, en realidad, pueden conllevar consecuencias no deseadas, como agresiones sexuales, intoxicación, accidentes por conducir en estado de ebriedad, peleas y actividades delictivas.
Hay muchas otras formas de lidiar con el estrés y los problemas sociales en lugar de recurrir al alcohol. Los estudiantes universitarios adventistas indican muchas de estas alternativas, tales como socializar con amigos, ejercicio, oración, deportes, lectura, meditación espiritual, ir a la playa, mirar las redes sociales y escuchar música.
LO QUE PUEDES HACER
Elena de White, una de las fundadoras de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, escribió hace más de un siglo que el uso del alcohol es perjudicial para el cuerpo. “Los jóvenes y los niños deben saber que el alcohol, el tabaco y otros venenos similares provocan la ruina del cuerpo, el entorpecimiento de la mente y la corrupción del alma. Debe explicarse que cualquiera que use esas cosas, con el paso del tiempo perderá toda la fuerza de sus facultades físicas, mentales o morales”. La Biblia nos enseña a cuidar nuestros cuerpos. Se espera que los miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día no consuman bebidas alcohólicas. Una conjunción de razones religiosas y de salud nos aconsejan mantenernos alejados de su uso.
Como estudiantes adventistas, podemos hacer mucho.
AQUÍ HAY TRES COSAS SIMPLES QUE SE PUEDES HACER:
Desnormalizar el consumo de alcohol.¡No “todo el mundo lo está haciendo”! Incluso en las instituciones públicas y especialmente en las adventistas. El alcohol no necesita ser parte de la experiencia universitaria. Hay demasiados riesgos involucrados.
Sé un amigo al que le importan sus semejantes.Cuando tengas encuentros sociales rechaza las bebidas alcohólicas. Haz que tus fiestas sean saludables. ¡Sé creativo y diviértete! Hagas lo que hagas, hazlo para la gloria de Dios. Estarás ayudando a tus amigos así como a ti mismo.
Desarrolla herramientas saludables para hacer frente al estrés emocional o social. La investigación y los clínicos ofrecen algunas sugerencias específicas:
Sal a caminar, haz ejercicio o participa de deportes.
Duerme lo suficiente; te sentirás mucho mejor.
Aprende a administrar mejor el tiempo, ¡no puedes hacerlo todo!
Prueba diferentes técnicas de relajación: busca algunas aplicaciones.
Habla con tus amigos; ellos entienden por lo que estás pasando.
Si has sufrido un trauma en tu vida que te está afectando, o si estás luchando contra el estrés o enfermedad mental, hay profesionales licenciados de la salud mental que pueden ayudar a resolver tus dificultades y alcanzar la salud. Muchos campus tienen servicios de consejería psicológica aprovecha estos recursos.
CONCLUSIÓN
¡El alcohol es tóxico! Es un carcinógeno conocido y está vinculado con muchos problemas sociales. Es el factor de riesgo número uno de muerte prematura y/o discapacidad entre los que tienen entre 15 y 49 años.13
Los investigadores informan que el nivel más seguro de consumo de alcohol es cero. ¡No es una bebida saludable! Beberla mientras estás en la universidad arriesga tus posibilidades de éxito así como tu futura salud y felicidad, aumentando tu riesgo de una muerte prematura. Desarrolla una fuerza positiva tomando las mejores decisiones de vida por ti mismo, también anima a tus amigos a hacer cambios positivos, y a ser la diferencia en la sociedad actual a través del uso de las redes sociales. ¡No hay mejor momento que ahora para difundir el mensaje!
Alina Baltazar (PhD, Universidad Estatal de Michigan, East Lansing, Michigan, EE.UU.; MSW; LMSW; CFLE) es licenciada en trabajo social clínico, Certificada en Vida Familiar Educadora, Profesora Asociada, y Directora del programa de Maestría en Trabajo Social del Departamento de Trabajo Social, Universidad Andrews, Berrien Springs, Michigan. La Dra. Baltazar también es Directora del Centro de Educación para la Prevención en el Instituto para la Prevención de las Adicciones de la Universidad Andrews. E-mail: Baltazar@andrews.edu.
Fuente: Dialogo Universitario
S e sabe que el alcohol es un factor de riesgo para la muerte temprana y la discapacidad. Se lo ha vinculado con unas 60 enfermedades. Aunque algunos estudios han indicado que ciertos tipos de alcohol, con moderación, podrían ayudar a prevenir enfermedades del corazón, otras investigaciones han cuestionado esos resultados.
Hay informes anecdóticos de personas centenarias que supuestamente “demuestran que el alcohol ayuda a vivir más”, pero un estudio innovador que integra datos globales de múltiples fuentes, utilizando una metodología sólida, recientemente publicó conclusiones revolucionarias y definitivas para la salud mundial. Este nuevo estudio, publicado en The Lancet, la revista de mayor autoridad y prestigio del mundo de la medicina, examinó el uso del alcohol y su efecto en la salud en 195 países durante un período de 25 años. Este estudio meta-analítico cubrió un total de 28 millones de individuos.
RESULTADOS DEL ESTUDIO
El principal hallazgo del estudio es que el consumo de alcohol es, a nivel mundial, el séptimo factor principal de riesgo de muerte y/o discapacidad, siendo el número uno de muerte prematura para las personas de entre 15 y 49 años. Estas no son solamente personas mayores que ya están en riesgo, sino que incluye al estudiante universitario típico. A medida que aumenta la cantidad de alcohol consumido, aumenta también el riesgo de mortalidad.
El alcohol tiene efectos variados en diversas partes del cuerpo. Cuando se consume regularmente, genera efectos adversos sobre los órganos y tejidos. La intoxicación aguda puede provocar lesiones, lo que explica el riesgo de su consumo excesivo, que conduce a la dependencia causando frecuentemente deterioro social y enfermedades mentales. Cuando los investigadores observaron la cantidad de alcohol que podría considerarse segura, encontraron que el nivel más seguro de consumo era cero. ¡Cero! Incluso medio vaso de una bebida alcohólica al día estuvo relacionada con una vida más corta.
Los resultados también mostraron que el 32,5 por ciento de la población mundial bebe bebidas alcohólicas (el 25 por ciento de las mujeres y 39 por ciento de los varones). Hubo una gran variación según la región (1,5 por ciento en Nepal comparado con el 87 por ciento en Suecia). El consumo de alcohol resultó ser mayor en los países con niveles más altos de ingresos. Estas regiones también consumen más alcohol por persona, en promedio. Los hombres consumen más alcohol que las mujeres. El estudio observó que en 2016, 2,8 millones de las muertes se atribuyeron al consumo de alcohol, siendo mayor el porcentaje entre los hombres que entre las mujeres.
El estudio encontró un pequeño beneficio en el consumo de alcohol, que puede actuar como agente protector contra algunos tipos de cardiopatías.
Las mujeres de regiones de altos ingresos presentaban algunos efectos protectores contra enfermedades del corazón y la diabetes luego de los 60 años. Una gran proporción de las muertes causadas por las bebidas alcohólicas fueron representadas por una amplia variedad de cánceres. Por lo tanto, los beneficios que algunos puedan recibir a una edad avanzada no valen el riesgo de mayores tasas de cáncer.
Se descubrió en este estudio que el alcohol causa otros problemas cardíacos, como accidentes cerebrovasculares y aneurismas, como así también lesiones y enfermedades transmisibles relacionadas con conductas de alto riesgo, mientras se está bajo la influencia de esta droga. El estudio también sugiere que la abstención del alcohol es la recomendación más segura. Por lo tanto, el “nivel más seguro de alcohol es nada”.
¿POR QUÉ ESTOS RESULTADOS DEBIERAN IMPORTARLE A UN ESTUDIANTE?
Un estudiante en forma y en buen estado de salud puede no preocuparse por un futuro riesgo de cáncer, pero él o ella pueden también experimentar los efectos agudos negativos del consumo de alcohol. Los estudiantes universitarios tienen más probabilidades de consumir alcohol que sus pares no universitarios. Esto se debe a un tiempo menos estructurado, la ausencia por primera vez de los padres, el estrés académico, la amplia disponibilidad de bebidas alcohólicas y la presión de los amigos.
Se considera el beber en exceso como un rito de iniciación. Según una encuesta nacional de 2016 realizada en Estados Unidos, casi el 60 por ciento de los estudiantes universitarios de 18 a 22 años habían consumido alcohol en el último mes, y aproximadamente dos de cada tres se habían emborrachado en el mismo período de tiempo.
Los efectos negativos sobre los estudiantes universitarios de 18 a 24 años en los EE.UU. incluyen la muerte (1.519 en un año), agresiones (696.000 cada año) y agresión sexual (97.000 cada año).
Aproximadamente uno de cada cuatro estudiantes universitarios informan tener problemas académicos debido al consumo de alcohol. Dichos problemas incluyen ausencias, retrasos en los requisitos, resultados deficientes en exámenes y trabajos prácticos; todo lo cual lleva a un menor rendimiento académico y promedio de calificaciones. Otras consecuencias graves incluyen un mayor riesgo de intentos de suicidio, problemas de salud, lesiones, relaciones sexuales sin protección, vandalismo, daños a la propiedad y un mayor involucramiento con la policía. El 20 por ciento de los estudiantes universitarios en los Estados Unidos puede experimentar trastornos de salud por el uso excesivo de alcohol, que tiende a disminuir después de la universidad, aunque aquellos que tienen problemas con la bebida cuando son adultos, comenzaron a beber durante la adolescencia y adultez temprana.
ALCOHOL, CONDUCTA Y BIENESTAR
La idea de la abstención de las bebidas alcohólicas es radical desde un punto de vista social. En el estudio de The Lancet, la recomendación no viene de una organización religiosa conservadora. Cincuenta y tres investigadores realizaron este estudio como parte de una colaboración internacional. Los hallazgos del mismo pueden ser difíciles de creer o aceptar. El alcohol es parte del tejido social humano y de las celebraciones, pero el daño causado por su uso también se conoce desde hace milenios.
Aunque la Biblia no condena el uso del alcohol, condena repetidamente la embriaguez (Proverbios 20:1; 1 Timoteo 3:8; y 1 Corintios 5:11). Estar borracho era visto como insensato y conducente al pecado. El vino en tiempos bíblicos tenía un contenido menor de alcohol y a menudo se diluía con agua. La destilación del alcohol no comenzó hasta después de los tiempos bíblicos, y resultó en un mayor contenido de alcohol en las bebidas, dando aún más motivos de preocupación. El consumo de bebidas intoxicantes también se desalienta repetidamente en el Corán, y entre los fieles del Islam.
Algunas denominaciones cristianas enseñan la abstinencia del alcohol. La Iglesia Adventista del Séptimo Día enseña, como parte de sus creencias fundamentales, que “nuestros cuerpos son templos del Espíritu Santo [y, por lo tanto], debemos cuidarlos de manera inteligente [y abstenernos de] bebidas alcohólicas y otras sustancias nocivas.” Se espera que los creyentes adventistas honren a Dios con sus cuerpos y no le hagan daño. La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días también prohíbe el consumo de alcohol. Como resultado de la posición que estas dos denominaciones han tomado acerca de la abstención del alcohol, sumado a otras elecciones positivas de estilo de vida alentadas por ellos, sus miem- bros viven entre 8 y 10 años más que la población general, según una investigación realizada recientemente.
Un estudio de investigación realizado entre estudiantes universitarios adventistas del séptimo día encontró que la creencia de que el cuerpo es el templo de Dios actuaba como factor protector contra el consumo de alcohol. La encuesta, realizada en un campus adventista, mostró que cuando los estudiantes estaban de acuerdo en que Dios quiere que se ocupen de sus cuerpos evitando el alcohol y las drogas, eran 60 por ciento menos propensos a consumir estos elementos prohibidos. En un estudio cualitativo de seguimiento mediante el uso de grupos focales, la creencia de que el cuerpo es el templo de Dios fue uno de los factores identificados en el papel que efectúa la religión en la disminución de consumo de bebidas alcohólicas entre los estudiantes universitarios adventistas.8
Los estudiantes pueden racionalizar, “bueno, ¡todos lo están haciendo!”. Esto simplemente no es cierto, ni en las universidades públicas ni en las adventistas. Sí, la mayoría de los estudiantes en instituciones públicas pueden estar consumiendo alcohol, pero no “todos”. En una institución adventista de educación superior en Estados Unidos, la mayoría nunca ha consumido alcohol en su vida y sólo el 10 por ciento informa hacerlo regularmente.
ENFRENTANDO LA VIDA SIN ALCOHOL
Como se mencionó anteriormente, el alcohol ha sido parte de la sociedad durante milenios. No sólo se utiliza para celebraciones y ceremonias, sino también como una manera de hacer frente a las tensiones de la vida.
Vivimos en un mundo de pecado, con una multitud de problemas para enfrentar. El alcohol es visto como una forma de escapar de los problemas, de relajarse al final del día y de salir de fiesta los fines de semana para liberar el estrés. Pero esos problemas siguen ahí después que uno vuelve a la sobriedad, y frecuentemente se agravan por el consumo de alcohol. Consumir bebidas alcohólicas en realidad no relaja el cuerpo de la forma en que lo asumen quienes beben. Si bien su consumo puede hacer que uno se sienta adormecido y relajado, en realidad interfiere con la calidad del sueño. Aquellos que dejaron de beber alcohol después de consumirlo regularmente para ayudarlos a dormir, descubrieron que en realidad podían dormir mejor una vez que lo dejaron.10 Tal vez ayude a las personas a sentirse menos nerviosas en situaciones sociales, pero también reduce las inhibiciones que pueden llevarlas a hacer cosas de las que se arrepienten después.
Esas fiestas impregnadas de alcohol, en realidad, pueden conllevar consecuencias no deseadas, como agresiones sexuales, intoxicación, accidentes por conducir en estado de ebriedad, peleas y actividades delictivas.
Hay muchas otras formas de lidiar con el estrés y los problemas sociales en lugar de recurrir al alcohol. Los estudiantes universitarios adventistas indican muchas de estas alternativas, tales como socializar con amigos, ejercicio, oración, deportes, lectura, meditación espiritual, ir a la playa, mirar las redes sociales y escuchar música.
LO QUE PUEDES HACER
Elena de White, una de las fundadoras de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, escribió hace más de un siglo que el uso del alcohol es perjudicial para el cuerpo. “Los jóvenes y los niños deben saber que el alcohol, el tabaco y otros venenos similares provocan la ruina del cuerpo, el entorpecimiento de la mente y la corrupción del alma. Debe explicarse que cualquiera que use esas cosas, con el paso del tiempo perderá toda la fuerza de sus facultades físicas, mentales o morales”. La Biblia nos enseña a cuidar nuestros cuerpos. Se espera que los miembros de la Iglesia Adventista del Séptimo Día no consuman bebidas alcohólicas. Una conjunción de razones religiosas y de salud nos aconsejan mantenernos alejados de su uso.
Como estudiantes adventistas, podemos hacer mucho.
AQUÍ HAY TRES COSAS SIMPLES QUE SE PUEDES HACER:
Desnormalizar el consumo de alcohol.¡No “todo el mundo lo está haciendo”! Incluso en las instituciones públicas y especialmente en las adventistas. El alcohol no necesita ser parte de la experiencia universitaria. Hay demasiados riesgos involucrados.
Sé un amigo al que le importan sus semejantes.Cuando tengas encuentros sociales rechaza las bebidas alcohólicas. Haz que tus fiestas sean saludables. ¡Sé creativo y diviértete! Hagas lo que hagas, hazlo para la gloria de Dios. Estarás ayudando a tus amigos así como a ti mismo.
Desarrolla herramientas saludables para hacer frente al estrés emocional o social. La investigación y los clínicos ofrecen algunas sugerencias específicas:
Sal a caminar, haz ejercicio o participa de deportes.
Duerme lo suficiente; te sentirás mucho mejor.
Aprende a administrar mejor el tiempo, ¡no puedes hacerlo todo!
Prueba diferentes técnicas de relajación: busca algunas aplicaciones.
Habla con tus amigos; ellos entienden por lo que estás pasando.
Si has sufrido un trauma en tu vida que te está afectando, o si estás luchando contra el estrés o enfermedad mental, hay profesionales licenciados de la salud mental que pueden ayudar a resolver tus dificultades y alcanzar la salud. Muchos campus tienen servicios de consejería psicológica aprovecha estos recursos.
CONCLUSIÓN
¡El alcohol es tóxico! Es un carcinógeno conocido y está vinculado con muchos problemas sociales. Es el factor de riesgo número uno de muerte prematura y/o discapacidad entre los que tienen entre 15 y 49 años.13
Los investigadores informan que el nivel más seguro de consumo de alcohol es cero. ¡No es una bebida saludable! Beberla mientras estás en la universidad arriesga tus posibilidades de éxito así como tu futura salud y felicidad, aumentando tu riesgo de una muerte prematura. Desarrolla una fuerza positiva tomando las mejores decisiones de vida por ti mismo, también anima a tus amigos a hacer cambios positivos, y a ser la diferencia en la sociedad actual a través del uso de las redes sociales. ¡No hay mejor momento que ahora para difundir el mensaje!
Alina Baltazar (PhD, Universidad Estatal de Michigan, East Lansing, Michigan, EE.UU.; MSW; LMSW; CFLE) es licenciada en trabajo social clínico, Certificada en Vida Familiar Educadora, Profesora Asociada, y Directora del programa de Maestría en Trabajo Social del Departamento de Trabajo Social, Universidad Andrews, Berrien Springs, Michigan. La Dra. Baltazar también es Directora del Centro de Educación para la Prevención en el Instituto para la Prevención de las Adicciones de la Universidad Andrews. E-mail: Baltazar@andrews.edu.
Fuente: Dialogo Universitario
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