L a costumbre de Cristo era entrar a la sinagoga “en el día de reposo” (Lucas 4:16), vemos que Él es “Señor del día de reposo” (Mar. 2:28) y que Él no lo cambia (Mal. 3:6; Heb. 13:8).
Pero, ¿qué otra evidencia hay en el Nuevo Testamento de la observancia del sábado? ¿Hay otros pasajes que revelen cuál día guardó Pablo — y qué día usaba él para enseñarles a aquellos gentiles a quienes Dios estaba convirtiendo? Examinemos una serie de versículos, referidos en letras mayúsculas.
Pablo y Bernabé enseñaban en el sábado
HECHOS 13:14-15, 42-44 contiene un relato de Pablo y Bernabé enseñándoles a los judíos en el día de reposo: “Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron. Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad” (Hechos 13:14-15).
El relato sigue en el versículo 42: “Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas” (Hechos 13:42). ¿Por qué no les diría él que simplemente llegaran al día siguiente — domingo — en vez de pedirles que esperaran toda una semana, hasta el siguiente sábado, para más instrucción? El relato no dice nada de que Pablo les indicara a los gentiles que ellos ya no tenían una obligación de guardar el sábado — que había sido abolido. Aunque alguien pueda suponer que los judíos aún tenían esta obligación, ¿por qué no les explicó Pablo a los gentiles, en un mensaje acerca de la “gracia de Dios” que la Ley había sido clavada a la cruz? Él pudo haberles explicado fácilmente que el sábado ya no era obligatorio en la era del Nuevo Testamento. Note el versículo 43: “Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de dios” (Hechos 13:43).
Pero más tiempo pasó. Las personas querían escuchar más de la “palabra de Dios”. Pablo les pidió a todos que esperaran otra semana — una segunda vez. Otra oportunidad perdida de señalarles el domingo a los gentiles. Ahora lea: “el siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios” (Hechos 13:44). ¡“Perseverar en la gracia de Dios” significaba aprender a observar el sábado!
Los gentiles también se reúnen en sábado
El siguiente pasaje, HECHOS 15:1-2, 14-21, lleva entendimiento importante. Examínelo de cerca. Ciertamente los judíos vinieron a Antioquía buscando enseñarles a los gentiles recién convertidos que ellos debían guardar la ley de Moisés y ser circuncidados para ser salvos. Esto declara que “contienda no pequeña” surgió entre Pablo y Bernabé y estos maestros. Una conferencia de ministros fue necesaria para resolver el asunto de qué era lo obligatorio para los gentiles. Pablo y Bernabé fueron a Jerusalén a una conferencia con los apóstoles y ancianos.
Santiago anunció la decisión final: “Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre” (Hechos 15:19-20).
Examinemos la declaración de Santiago. Algunos dicen que Santiago no les dijo que los Diez Mandamientos eran obligatorios para los gentiles. ¡Por supuesto, él no dijo esto! Los Mandamientos no estaban en discusión. En cambio, la circuncisión y la obediencia a la ley de Moisés eran los asuntos en disputa. Piense un momento. ¿Sugeriría alguien que, como Santiago no mencionó los Diez Mandamientos, él estaba aprobando tácitamente el maldecir, robar, el adulterio, robar, mentir, etc.? ¡Ridículo!
¡Cuán lejos llegan algunos para eludir el Cuarto Mandamiento!
Santiago sí mencionó cuatro puntos en la ley de Moisés que aún deben ser guardados. Note ahora el versículo 21: “Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo” (Hechos 15:21). Este versículo es crucial. Revela que los convertidos gentiles estaban asistiendo a servicios y escuchando los primeros cinco libros de la Ley “cada día de reposo”. El Nuevo Testamento registra esta importante clave para aquellos que buscan saber cuál día estaba guardando el pueblo de Dios después de que inició la Iglesia de Cristo — “cada” semana.
¿Por qué no decía la carta de los apóstoles a los gentiles que cesaran de reunirse “cada día de reposo”? Piénselo. ¡Esta es una omisión gigantesca — una enorme oportunidad perdida para corregir lo que muchos creen que es la mayor carga de todas — observar el sábado! Es evidente que a los convertidos gentiles les era instruido rutinariamente reunirse en el día de reposo. ¡Este es el mensaje del versículo 21!
Otro relato
Luego examinemos HECHOS 16:12-15, un relato de Pablo y Silas observando el sábado en Filipos. Una lectura cuidadosa del relato muestra que era costumbre de las personas reunirse en una ribera cada día de reposo: “y de allí a Filipos… y estuvimos en aquella ciudad algunos días. Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido. Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. Y… fue bautizada” (Hechos 16:12-15).
Obviamente, Pablo y aquellos con él guardaban el sábado cada semana. Esto les exigía encontrar dónde tenían lugar las asambleas regulares de sábado en su localidad.
Pablo guardó el sábado
El siguiente relato, HECHOS 18:1-11 es sobresaliente. Este revela que Pablo trabajaba durante la semana y descansaba el sábado — “cada” sábado: “Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. Y halló a un judío llamado Aquila… con Priscila su mujer… Fue a ellos, y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas. Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos [gentiles]… Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios” (Hechos 18:1-4, 11). ¡Dieciocho meses equivale a 78 sábados semanales en los cuales Pablo enseñó la Palabra de Dios!
El versículo 6 muestra que los judíos se enojaron y, blasfemando, partieron de Pablo. Esto lo dejó enseñándoles solamente a Gentiles — ¡y no obstante, él continuó enseñándoles en el sábado! El argumento de que él se reunía en sábado para satisfacer a los judíos no tiene lógica.
Pablo les enseñó tanto a judíos como gentiles cada sábado. Y él trabajaba los otros seis días, de acuerdo con “seis días trabajarás y harás toda tu obra”. Si Pablo también observaba el domingo, él habría estado violando rutinariamente el otro aspecto del mandamiento del sábado, teniendo solamente cinco días para trabajar.
Finalmente, note que Hechos 17:2 declara que Pablo, cuando estaba en Tesalónica: “…como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos”. Esta también era una ciudad gentil.
El patrón es claro. Pablo guardó el sábado, reuniéndose con y enseñándoles a los hermanos en todas partes a las que él iba. Ahora considere lo que él les instruyó a los corintios gentiles: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (I Cor. 11:1).
Lo que recién hemos visto debería aclarar la pregunta de qué día observaban los conversos del Nuevo Testamento — judíos y gentiles. El asunto debería estar claro. Pero la naturaleza humana de nuestros hermanos cristianos por costumbre aún busca evidencia para probar que el domingo es el día de adoración del Nuevo Testamento. Seguiremos este tema en la parte 2 (¿Es mencionado el domingo en el Nuevo Testamento?)....
Fuente: RCG
Pero, ¿qué otra evidencia hay en el Nuevo Testamento de la observancia del sábado? ¿Hay otros pasajes que revelen cuál día guardó Pablo — y qué día usaba él para enseñarles a aquellos gentiles a quienes Dios estaba convirtiendo? Examinemos una serie de versículos, referidos en letras mayúsculas.
Pablo y Bernabé enseñaban en el sábado
HECHOS 13:14-15, 42-44 contiene un relato de Pablo y Bernabé enseñándoles a los judíos en el día de reposo: “Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron. Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad” (Hechos 13:14-15).
El relato sigue en el versículo 42: “Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas” (Hechos 13:42). ¿Por qué no les diría él que simplemente llegaran al día siguiente — domingo — en vez de pedirles que esperaran toda una semana, hasta el siguiente sábado, para más instrucción? El relato no dice nada de que Pablo les indicara a los gentiles que ellos ya no tenían una obligación de guardar el sábado — que había sido abolido. Aunque alguien pueda suponer que los judíos aún tenían esta obligación, ¿por qué no les explicó Pablo a los gentiles, en un mensaje acerca de la “gracia de Dios” que la Ley había sido clavada a la cruz? Él pudo haberles explicado fácilmente que el sábado ya no era obligatorio en la era del Nuevo Testamento. Note el versículo 43: “Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de dios” (Hechos 13:43).
Pero más tiempo pasó. Las personas querían escuchar más de la “palabra de Dios”. Pablo les pidió a todos que esperaran otra semana — una segunda vez. Otra oportunidad perdida de señalarles el domingo a los gentiles. Ahora lea: “el siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios” (Hechos 13:44). ¡“Perseverar en la gracia de Dios” significaba aprender a observar el sábado!
Los gentiles también se reúnen en sábado
El siguiente pasaje, HECHOS 15:1-2, 14-21, lleva entendimiento importante. Examínelo de cerca. Ciertamente los judíos vinieron a Antioquía buscando enseñarles a los gentiles recién convertidos que ellos debían guardar la ley de Moisés y ser circuncidados para ser salvos. Esto declara que “contienda no pequeña” surgió entre Pablo y Bernabé y estos maestros. Una conferencia de ministros fue necesaria para resolver el asunto de qué era lo obligatorio para los gentiles. Pablo y Bernabé fueron a Jerusalén a una conferencia con los apóstoles y ancianos.
Santiago anunció la decisión final: “Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre” (Hechos 15:19-20).
Examinemos la declaración de Santiago. Algunos dicen que Santiago no les dijo que los Diez Mandamientos eran obligatorios para los gentiles. ¡Por supuesto, él no dijo esto! Los Mandamientos no estaban en discusión. En cambio, la circuncisión y la obediencia a la ley de Moisés eran los asuntos en disputa. Piense un momento. ¿Sugeriría alguien que, como Santiago no mencionó los Diez Mandamientos, él estaba aprobando tácitamente el maldecir, robar, el adulterio, robar, mentir, etc.? ¡Ridículo!
¡Cuán lejos llegan algunos para eludir el Cuarto Mandamiento!
Santiago sí mencionó cuatro puntos en la ley de Moisés que aún deben ser guardados. Note ahora el versículo 21: “Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo” (Hechos 15:21). Este versículo es crucial. Revela que los convertidos gentiles estaban asistiendo a servicios y escuchando los primeros cinco libros de la Ley “cada día de reposo”. El Nuevo Testamento registra esta importante clave para aquellos que buscan saber cuál día estaba guardando el pueblo de Dios después de que inició la Iglesia de Cristo — “cada” semana.
¿Por qué no decía la carta de los apóstoles a los gentiles que cesaran de reunirse “cada día de reposo”? Piénselo. ¡Esta es una omisión gigantesca — una enorme oportunidad perdida para corregir lo que muchos creen que es la mayor carga de todas — observar el sábado! Es evidente que a los convertidos gentiles les era instruido rutinariamente reunirse en el día de reposo. ¡Este es el mensaje del versículo 21!
Otro relato
Luego examinemos HECHOS 16:12-15, un relato de Pablo y Silas observando el sábado en Filipos. Una lectura cuidadosa del relato muestra que era costumbre de las personas reunirse en una ribera cada día de reposo: “y de allí a Filipos… y estuvimos en aquella ciudad algunos días. Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido. Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. Y… fue bautizada” (Hechos 16:12-15).
Obviamente, Pablo y aquellos con él guardaban el sábado cada semana. Esto les exigía encontrar dónde tenían lugar las asambleas regulares de sábado en su localidad.
Pablo guardó el sábado
El siguiente relato, HECHOS 18:1-11 es sobresaliente. Este revela que Pablo trabajaba durante la semana y descansaba el sábado — “cada” sábado: “Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. Y halló a un judío llamado Aquila… con Priscila su mujer… Fue a ellos, y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas. Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos [gentiles]… Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios” (Hechos 18:1-4, 11). ¡Dieciocho meses equivale a 78 sábados semanales en los cuales Pablo enseñó la Palabra de Dios!
El versículo 6 muestra que los judíos se enojaron y, blasfemando, partieron de Pablo. Esto lo dejó enseñándoles solamente a Gentiles — ¡y no obstante, él continuó enseñándoles en el sábado! El argumento de que él se reunía en sábado para satisfacer a los judíos no tiene lógica.
Pablo les enseñó tanto a judíos como gentiles cada sábado. Y él trabajaba los otros seis días, de acuerdo con “seis días trabajarás y harás toda tu obra”. Si Pablo también observaba el domingo, él habría estado violando rutinariamente el otro aspecto del mandamiento del sábado, teniendo solamente cinco días para trabajar.
Finalmente, note que Hechos 17:2 declara que Pablo, cuando estaba en Tesalónica: “…como acostumbraba, fue a ellos, y por tres días de reposo discutió con ellos”. Esta también era una ciudad gentil.
El patrón es claro. Pablo guardó el sábado, reuniéndose con y enseñándoles a los hermanos en todas partes a las que él iba. Ahora considere lo que él les instruyó a los corintios gentiles: “Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo” (I Cor. 11:1).
Lo que recién hemos visto debería aclarar la pregunta de qué día observaban los conversos del Nuevo Testamento — judíos y gentiles. El asunto debería estar claro. Pero la naturaleza humana de nuestros hermanos cristianos por costumbre aún busca evidencia para probar que el domingo es el día de adoración del Nuevo Testamento. Seguiremos este tema en la parte 2 (¿Es mencionado el domingo en el Nuevo Testamento?)....
Fuente: RCG
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