Por otro lado, a algunas personas les va mejor en equipo, sirviendo a Dios como pareja y familia. Ambos tipos de personas son igualmente importantes. No es pecado permanecer soltero, ni siquiera durante toda la vida. Lo más importante en la vida no es encontrar pareja y tener hijos, sino servir a Dios. Debemos educarnos en la Palabra de Dios leyendo nuestras Biblias y orando. Si le pedimos a Dios que se revele a nosotros, Él responderá (Mateo 7:7), y si le pedimos que nos use para cumplir Sus buenas obras, Él también lo hará. “No os conforméis más al modelo de este mundo, sino transformaos mediante la renovación de vuestra mente. Entonces podréis comprobar y aprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta” (Romanos 12:2).
Jesús abordó el tema de la soltería en Mateo 19:11-12: “No todos pueden aceptar esta palabra, sino sólo aquellos a quienes les ha sido dada. Porque hay eunucos que nacieron así, y hay eunucos que otros han hecho eunucos, y hay quienes eligen vivir como eunucos por el reino de los cielos. Quien pueda aceptar esto, que lo acepte”. Según Jesús, a algunas personas se les ha dado el don de la soltería para poder servir mejor al Señor en alguna capacidad. Aquellos “que pueden aceptar esto” optan por renunciar al matrimonio y permanecer célibes. Esto corresponde con la referencia que hace Pablo a aquellos que sirven al Señor en su estado de soltería en 1 Corintios 7.
La soltería no debe verse como una maldición o una indicación de que “algo anda mal” con el hombre o la mujer solteros. Si bien la mayoría de las personas se casan, y aunque la Biblia parece indicar que es la voluntad de Dios que la mayoría de las personas se casen, un cristiano soltero no es en ningún sentido un cristiano de “segunda clase”. Como indica 1 Corintios 7, la soltería es, en todo caso, un llamamiento superior. Como ocurre con todo lo demás en la vida, debemos pedirle a Dios sabiduría (Santiago 1:5) con respecto al matrimonio. Seguir el plan de Dios, ya sea matrimonio o soltería, resultará en la productividad y el gozo que Dios desea para nosotros.
Fuente: Got Questions
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