“Dulce es el sueño del trabajador”, declaró el sabio Salomón en Eclesiastés 5:12.
Dormir bien es fundamental para nuestro bienestar... y el de quienes nos rodean pero, ¿cómo lograrlo?
Dormir y soñar son una parte de la vida y transcurren durante un período del que no guardamos memoria, excepto aquellos restos de nuestros sueños que emergen en nuestra conciencia. Saber qué ocurre con nosotros durante esa parte de nuestra vida es algo que nos ayuda a valorizar el tiempo del reposo y la trascendencia que tiene para ocuparnos de ella.
El Dr. William Dement, investigador en la Universidad de Stanford, en California asevera que un 95% de la población se quejará de problemas con el sueño en una u otra ocasión de su vida, especialmente las personas que pasan de los 60 años, e informa que el insomnio es más común en las mujeres que en los hombres.
El insomnio es el trastorno más frecuentemente reconocido por la mayoría de la población. Sin embargo existen otros: Ronquido, apneas, pesadillas, sonambulismo...
Muchas personas padecen alguno de estos trastornos y desconocen la importancia de su problema.
Ciclos del Sueño:
Durante los primeros minutos de un período de sueño se entra a un ciclo de relajamiento progresivo, donde hay algunos movimientos involuntarios de la cara, las manos y los pies, acompañados por una sensación de hundimiento. Este ciclo sólo dura de 1 a 2 minutos y es seguido por un estado que dura de 5 a 15 minutos, en el cual se observa un relajamiento más profundo pero el sueño es aún leve. Los siguientes 20 a 30 minutos se caracterizan por un sueño más profundo, del cual es más difícil despertar. Durante estos minutos se pasa por otros dos ciclos. En estos períodos de tiempo predomina la reparación de químicos, proteínas y tejidos, lo cual juega un papel importante en la restauración de la energía física.
Al terminar estos ciclos hay un ciclo más importante que dura aproximadamente de 30-40 minutos y en el que se observa mucha actividad en ciertas áreas cerebrales, a la vez que otras permanecen en inactividad. En este ciclo el individuo tiende a soñar y es muy difícil despertar espontáneamente. Tal ciclo tiene como función predominante la restauración psicológica.
En total necesitamos repetir estos ciclos unas tres o cuatro veces en la noche, excepto el primero para sentirnos descansados.
Recomendaciones:
- Tome frecuentes recreos durante el día de trabajo: Camine, beba agua y haga inspiraciones profundas.
- Haga ejercicio durante 30 a 60 minutos diarios: Relaja, restaura la energía, contribuye a alejar la depresión y combate la tensión nerviosa. (Es mejor si no es en horas muy previas a acostarse)
- Mantenga un programa regular para acostarse, levantarse, comer y hacer ejercicio: El cuerpo prospera con ritmos regulares.
- Sírvase la comida de la noche por lo menos cuatro horas antes de acostarse: El estómago vacío y en reposo contribuye a la mejor calidad del descanso.
- Tome un baño de regadera tibio (no caliente): Es una técnica re relajación provechosa.
- Medite en las bendiciones que Dios le prodiga: Llene su mente de gratitud y agradecimiento, la meditación espiritual y la oración de son de suma importancia.
Prestar atención a nuestro buen dormir es cuidar nuestra salud, nuestro ámbito familiar y nuestro entorno socio-laboral. De ese modo también contribuiremos a la disminución de accidentes de tránsito, laborales y hogareños. Que Dios les bendiga.
Fuente: Jawhi
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada
(
Atom
)
0 comentarios:
Publicar un comentario