Como mucha gente, quizás no conoces demasiado acerca de los Adventistas del Séptimo Día. Es posible que haya un hospital Adventista o escuela en tu pueblo, o una familia Adventista del Séptimo Día puede estar viviendo en tu calle. Podrás haber visto en el periódico o aún asistiendo a un servicio en una Iglesia Adventista. Y quizás te habrás preguntado, “¿Quiénes son los Adventistas del Séptimo Día? ¿De dónde vienen? ¿Qué creen ellos? ¿Qué están haciendo en el mundo hoy?”
Esta sección te dará una pequeña introducción a los Adventistas del Séptimo Día y contestará muchas de tus preguntas.
¿Quiénes somos Adventistas del Séptimo Día?
Los Adventistas del Séptimo Día somos un grupo cristiano que alcanza un número aproximado de ocho millones de personas alrededor del mundo.
¿Qué piensan los Adventistas del Séptimo Día de Jesús?
El corazón central de la doctrina de los Adventistas del Séptimo Día está centralizado en Jesucristo. El es el fundamento de nuestra fe. Todo lo que creemos, todo lo que enseñamos, todo lo que hacemos, todas nuestras esperanzas, están centralizadas en El y en su gloriosa obra de salvación.
¿Cómo se originó la Iglesia Adventista?
Históricamente la Iglesia Adventista se originó por un renovado interés en Jesús. Estudiando su Biblia, Guillermo Miller, un laico bautista viviendo al norte de New York, se convenció de que Jesús volvería a esta tierra alrededor de 1843 o 1844.
¿Alguien creyó en Miller?
Si, claro. Cientos de miles en América aceptaron las ideas de Miller. Cientos de ministros de todas las diferentes iglesias se unieron con Miller en la predicación de la venida, o advenimiento, de Jesús.
¿Qué sucedió cuando Jesús no llegó en 1844?
Muchos se conformaron y olvidaron todo. Otros sintieron que se habían equivocado en sus cálculos y esperaban que Jesús volviera en una fecha posterior. Mientras que otros decían que Jesús había llegado espiritualmente a sus corazones. Un pequeño grupo estudio mas profundamente en la Biblia y descubrieron que en vez de venir a esta tierra en 1844, Jesús había tomado una nueva función en el cielo en esa fecha, para comenzar la final etapa de su obra como Mediador entre Dios y el hombre.
¿Y este pequeño grupo eventualmente llegó a ser la Iglesia Adventista del Séptimo Día?
Si. Ellos continuaron estudiando las Escrituras y decidieron encarar sus vidas acorde con lo que aprendieron. Aquel pequeño grupo creció lentamente, hasta que, en 1863, oficialmente se organizaron como la Iglesia Adventista del Séptimo Día.
¿Por qué ellos escogieron el nombre de Adventistas del Séptimo Día?
El grupo se le conocía como “Adventistas” porque ellos creían en la segunda venida de Jesús. De hecho, todos aquellos que pertenecían al movimiento encabezado por Guillermo Miller se le llamaban Adventistas. Luego de 1844 este grupo aprendió, a través de su Biblia, que el séptimo día de la semana mencionado en el cuarto mandamiento del decálogo es el Sábado, y que no existe registro en las Sagradas Escrituras que Dios haya realizado algún cambio. Ellos comenzaron guardando el séptimo día, y así tomaron el nombre de “Adventistas del Séptimo Día” que los distinguia de otros grupos adventistas.
¿Se unió Guillermo Miller con los Adventistas del Séptimo Día?
No. Miller sabía que Jesús no llegó cuando ellos lo esperaban, pero él no se convenció de error en sus cálculos proféticos. El murió muy poco después de 1844 esperando que Jesús llegara en cualquier momento. Miller nunca fue un Adventista del Séptimo Día, aunque la Iglesia tenga su origen en su movimiento.
¿Qué creemos?
Los Adventistas del Séptimo Día basamos todas nuestras creencias en la Biblia. La siguiente lista, acompañada de su versículo básico, presenta un resumen de los mayores puntos de fe de la iglesia. Creemos que:
Las Santas Escrituras compuesta por el Antiguo y el Nuevo Testamento fueron dadas por la inspiración de Dios y son la regla de fe y práctica (2Timoteo 3:15-17).
La Deidad, o la Trinidad consiste en la reunión de tres personas: el Padre eterno, el Señor Jesucristo, el Creador y Redentor de los hombres; y del Espíritu Santo (Mateo 28:19, 1Pedro 1:2).
La salvación es un don de Dios la cual recibimos por la fe. Todo aquel que entra al reino de Dios debe experimentar el nuevo nacimiento y una transformación de su vida y su carácter por el poder re-creativo de Dios por la fe en Jesucristo (Juan 3:16; Hechos 2:37-39; Romanos 3:21-26).
El bautismo, según lo explicita la biblia, debe ser por inmersión y debe celebrarse luego de que la persona haya conocido el mensaje central del Evangelio, y crea en Cristo como su Señor y Salvador, decida arrepentirse de todos sus pecados, y confesarlos a Dios. (Mateo 28:19; Marcos 16:16; Hechos 2:38; Romanos 6:1-6; 10:10; Colosenses 2:12).
Cristo, nuestro Gran Sumo Sacerdote en el cielo, está terminando su obra como mediador entre Dios y el hombre, y pronto volverá a esta tierra con gran poder y gran gloria. Su venida será literal, personal, y visible para todos (Juan 14:1-3; Hechos 1:11; Mateo 24:30; Lucas 21:27-31; Apocalipsis 1:7; Daniel 7:8-14; Hebreos 8:1,2; 4:14-16; Apocalipsis 14:6-20).
Los Diez Mandamientos constituyen la ley moral que une a todos los hombres en todas las épocas (Exodo 20:3-17; Santiago 2:10-12).
El cuarto mandamiento del Decálogo requiere la observancia del Sábado del séptimo día, el cual es un memorial de la Creación una señal de la santificación (Génesis 2:1-3; Exodo 20:8-11; Ezequiel 20:12; Lucas 23:56).
El hombre por naturaleza es mortal y Dios “es el único que tiene inmortalidad.” El hombre recibirá inmortalidad y vida eterna como un don de Dios solo a través de su fe en Cristo (Job 4:17; 1Timoteo 6:16; Romanos 6:23; 2Timoteo 1:10).
La condición del hombre en la muerte es de inconciencia. Los muertos, ambos buenos y malos, permanecen en las tumbas hasta la resurección. Ninguno va al cielo o al infierno en el momento de la muerte (Eclesiastes 9:5,6,10; Juan 5:28,29; 1Tesalonisences 4:16,17; 1Corintios 15:51-53).
El infierno es un lago real de fuego donde todos los pecadores serán quemados, destruidos, y dejarán de existir por siempre (Malaquias 4:1-3; Apocalipsis 20:14; Salmos 37:20; 2Tesalonisenses 1:9). Esto sucederá después de que Nuestro Señor Jesucristo regrese y rescate a aquellos que confiaron en su carácter.
La evangelización debe ser sostenida a través de la donación de los diezmos y las ofrendas (Malaquias 3:8-11; Mateo 23:23; 1Corintios 9:9-14).
La Cena del Señor es una celebración donde se participa cuerpo y sangre de Jesús como expresión de fé en Él, nuestro Señor y Salvador. La preparación para la Santa Cena incluye una examinación del interior, un arrepentimiento, y una confesión. El servicio de comunión es abierta a todo creyente Cristiano, sea Adventista o no.(Juan 13:1-17; 1Corintios 11:23-26).
Dios nos invita a disfrutar de aquellas experiencias que fomenten la pureza, salud, y gozo en nuestras vidas. Esto significa que nuestro recreo y entretenimiento debe ser sano y que promuevan la construcción del carácter; nuestra vestimenta debe ser simple y modesta y nuestro cuerpo, que es templo del Espíritu Santo, debe ser cuidado sabiamente con una dieta saludable y con ejercicio y descanso adecuado. (1Corintios 3:16,17; 9:25; 10:31; Proverbios 23:29-32; Deuteronomio 14:3-20;1Timoteo 2:9,10; Mateo 24:37-44; Santiago 1:27; 2Timoteo 3:4,5).
Los dones espirituales son atributos especiales que el Espíritu Santo da , según la gracia de Dios, para equipar a los miembros al servicio, para otorgar a la iglesia madurez espiritual, y para fomentar unidad de la fe y conocimiento de Dios. De acuerdo a las Escrituras, estos dones incluyen tales ministerios como la fe, el sanamiento, la profecia, la proclamación, la enseñanza, la administración, la reconciliación, la compasión, y el servicio en sacrificio propio, y la caridad para el bien y alentamiento de la gente y el don de la profecía, que ha sido otorgado por medio de la obra de Elena G. de White (Romanos 12:4-8; 1 Corintios 2:9-11, 27-28; Efesios 4:8-11; Apocalipsis 12:17; 19:10; Amós 3:7; Oseas 12:10,13).
¿Cómo estamos colaborando los adventistas para que los que vivimos en este mundo lo hagamos mejor?
Los Adventistas del Séptimo Día consideramos que ell evangelio de Jesucristo es la última respuesta para todas las enfermedades del mundo, y reconocemos que seguir el ejemplo de Jesús implica que una obra personal debe ser hecha para ayudar a la gente donde esté.
¿Qué estamos haciendo los Adventistas Del Séptimo Día para atender a los enfermos?
La Iglesia opera 155 hospitales y sanatorios alrededor del mundo, además de 276 dispensarios, clínicas, y avanzadas médicas. En muchas áreas, son las únicas facilidades médicas disponibles. En años recientes cerca de seis millones de personas recibieron tratamiento en una clínica adventista.
¿Por qué los Adventistas del Séptimo Dia promovemos la salud?
Los Adventistas del Séptimo Día creemos que el cuerpo, la mente, y el espíritu están estrechamente unidos. El cuerpo puede afectar la mente así como la mente afecta el cuerpo. Dios está preocupado para que el hombre esté en la mejor condición física, mental, y espiritual posible.
¿Cómo promovemos los Adventistas del Séptimo Día la salud?
Tenemos varios servicios comunitarios relacionados con la salud. El Plan de Cinco Días Para Dejar de Fumar es uno de estos servicios. Este plan único fue desarrollado por un médico Adventista del Séptimo Día y un ministro. Ha probado ser un éxito dondequiera que ha sido presentado y ha ayudado a miles de hombres y mujeres a dejar de fumar en sólo cinco días. El Plan De Cuatro Días relacionado con el alcoholismo es un servicio similar. Clases de Cocina Vegetariana u Ovolactovegetariana, grupos terapéuticos de enfermos cardíacos, y educación sobre narcóticos son otras áreas donde los Adventistas estamos trabajando para promover la salud pública. También, fue un Adventista del Séptimo Día quién desarrolló un cereal de desayuno como las hojuelas de maíz y carne sintética, de fuentes de proteína vegetal.
¿Como colaboramos en los desastres naturales y con los carenciados?
Cerca de cada iglesia local Adventista del Séptimo Día existe una “Sociedad de Dorcas” ” (llamada así por una dama en el Nuevo Testamento se dedicaba a la filantropía) Estas sociedades han suplido alimentos, ropas, cama, y otras necesidades para ayudar a las familias que por alguna razón necesitan ayuda. Facilidades similares existen en un nivel mundial para ayudar en desastres mayores. La iglesia opera un gran número de camiones equipados para ir a las áreas de desastres con servicio de emergencia de alimentos, agua, ropa, cama, y primera ayuda. Embarca miles de libras de ropas mas allá de los mares. En un año promedio aproximadamente nueve millones de personas de todas las razas y credos serán ayudadas en alguna forma tangible por la Iglesia Adventista del Séptimo Día. El valor al contado de los alimentos y la medicina sola, que se dió totaliza una cantidad de unos $11.5 millones anualmente.
Aunque somos una iglesia relativamente pequeña, los Adventistas del Séptimo Día constituímos el sistema escolar Protestante más grande del mundo. Aproximadamente 4,400 kindergarten y escuelas primarias, 927 escuelas secundarias, y 92 colegios, escuelas especializadas, y universidades proveen educación en cada nivel. La matricula total en un año reciente fue de 657,035 estudiantes.
¿Cuál es nuestra misión espiritual de la iglesia?
De los 213 países en el mundo, según la lista de la Naciones Unidas, los Adventistas del Séptimo Día estamos proclamando el evangelio de Jesucristo en 185. El evangelio está siendo predicado en 604 lenguajes. Cincuenta casas publicadoras imprimen material referido a la Biblia en 175 lenguajes y critianos se congregan en mas de 24,000 Iglesias organizadas en el mundo.
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