¿Tiene Importancia la Música que Escoges?
No importa a dónde uno vaya, ya sea a una agencia de viajes, a un supermercado, un banco, o pase frente a la pieza de un adolescente, allí está ella, la casi omnipresente música. Puede ser suave o estridente, rock o rap, clásica a popular.
¿Nos queda alguna posibilidad de elección? En esta época de explosión tecnológica, ¿podemos realmente elegir la música que escuchamos? ¿Existen normas que podamos aplicar a nuestro gusto musical, a la enseñanza y a la práctica de la música?
Durante siglos las discusiones relacionadas con la música han ocupado el centro del escenario. Los músicos, los filósofos y los teólogos han tratado de resolver el problema con preguntas relativas a los efectos que los diferentes estilos musicales tienen sobre las emociones humanas y sobre los patrones de conducta.
La religión ha tratado de diseñar el papel que la música tiene en la adoración. Y los educadores no se han quedado atrás en el debate.
La Biblia trata acerca del papel vital que tuvo la música en la religión y cultura judías y en la iglesia cristiana primitiva. Nota la variedad de estilos y aplicaciones dadas a la música en la tradición bíblica: el canto de Moisés aseguraba el acto de liberación triunfal de Dios (Exodo 15); David utilizó la música como terapia para Saúl (1 Samuel 16:14-23); Esdras registró el traslado desde Babilonia de 200 hombres y mujeres cantores para ayudar al restablecimiento del culto en el nuevo templo de Jerusalén (Esdras 2:65).
En el canon sagrado, el libro de Salmos y el Cantar de los Cantares comprueban el valor que la música tenía en el Antiguo Testamento. Las instrucciones del apóstol Pablo relativas al canto muestran la importancia que la iglesia cristiana primitiva daba a la música (1 Corintios 14:15; Efesios 5:19; Colosenses 3:16).
La historia de la iglesia continúa el registro de esta tradición. Lutero y Calvino tenían convicciones muy definidas en cuanto al papel de la música en el culto corporativo y en la vida de cada creyente.1 Somos herederos de la rica herencia musical dejada por Lutero, la que incluye su famoso himno reformista: "Castillo fuerte".
La iglesia no es la única que se preocupa por la música, sino también los educadores. Allan Bloom confirma esto al decir:
Los estudiantes pueden carecer de libros, pero por cierto que no carecen de música. No hay otra cosa más singular en esta generación que su adicción por la música. Esta es la era de la música y el estado del alma que la acompaña... Hoy en día, una gran proporción de jovencitos de entre diez y veinte años viven para la música. Es su pasión y no hay nada que los entusiasme tanto como la música, fuera de la cual no pueden tomar nada en serio. Y nada que los rodee --escuela, familia, iglesia-- tienen nada que hacer con su mundo musical.2
El psiquiatra inglés, Anthony Storr, hace el siguiente comentario: "La música está libremente a nuestra disposición, por eso la vemos como algo absolutamente normal y minimizamos su poder para el bien o para el mal".3
Es en este contexto que los guardadores de sábado han tratado de establecer una filosofía de la música que ayude a fortalecer la relación personal con Cristo y con los principios de su reino.
La música en la Iglesia
Elena White ha escrito mucho en cuanto al poder del canto y de la música.4 Los principios bíblicos, junto con sus puntos de vista, se han convertido en el pivote para el desarrollo de una filosofía adventista de la música. Podemos resumir sus declaraciones en los siguientes puntos:
La música es un don de Dios para inspirar y elevar al ser humano. Este don puede pervertirse para servir propósitos malvados, y como tal es la agencia de tentación más atractiva.
La música ayuda a retener en la memoria las palabras de Dios. "Existen pocos medios tan efectivos como la música para fijar sus palabras en la memoria que repitiéndolas en un canto".
La música es un valioso instrumento educativo en el hogar y en la escuela. El canto atrae a padres, profesores y alumnos a una relación más estrecha con Dios y entre sí.
"Como parte del servicio religioso, el canto es un acto de adoración como lo es la oración".
Por medio de la música "comienza aquí en la tierra la comunión con el cielo. Aquí aprendemos la nota clave de su alabanza".
En 1981 la Asociación General publicó una "Guía para una filosofía adventista de la música" 5 basada en las enseñanzas bíblicas y en declaraciones de Elena White, en la cual se hacen sugerencias muy útiles para tratar temas relacionados con la música. Las revistas adventistas también continúan tratando estas preguntas.
Fuente: Foro Adventista
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